sábado, 22 de junio de 2019

El puente de San Francisco, Cáceres.

Cáceres, a diferencia de Badajoz, Mérida o Plasencia, no tiene puentes de cierta relevancia. La inexistencia de un río que pueda llamarse como tal que la cruce lo ha impedido.

Sin embargo, sí puede considerarse que Cáceres ha tenido un puente con una historia ciertamente singular: el puente de San Francisco.


Los orígenes del puente como tal están en el siglo XVI, pero la zona de paso tiene más historia de la que pueda parecer.

Se encuentra en el recorrido de la calzada romana Vía de la Plata a su paso por Cáceres.


Lógicamente, la calzada nunca discurrió por él, pero marcó la entrada sur a Cáceres durante muchos siglos.


Juan Gil Montes (http://bit.ly/2QZFKP5) describe el trazado de la calzada por la localidad.

"Más adelante la Vía enfila recta hacia la puerta de Mérida de la ciudad antigua de Cáceres, observándose su lomo pétreo a través de los campos de cultivo hasta el barrio de la Charca Musia donde desaparece. Rebasado este barrio, donde estaría la MP XLIV, la Calzada sigue en línea recta por el campo próximo a la ermita del Espíritu Santo hasta alcanzar las caudalosas Fuentes del Marco. Continúa desde aquí paralela a la Ribera del Marco confundiéndose con la actual Ronda de San Francisco al final de la cual encontramos los restos de un miliario, caído sobre el cauce de la Ribera, posiblemente el XLV. Sigue por la calle que conduce al Arco del Cristo, única puerta romana que hoy se conserva de la muralla de Cáceres y que se orienta en dirección al camino que describimos, dispuesta para recibirlo frontalmente. Una derivación de la calzada se dirigía hacia la Puerta de Mérida desde el puente de San Francisco, y otra penetraba a través de la puerta del Cristo en el recinto amurallado de la ciudad para salir por la puerta de Coria. El camino principal, sin embargo, bordearía las murallas para llegar a la plaza de Santiago a través de la calle Caleros. Precisamente, la monumental iglesia de Santiago de Cáceres se construyó extramuros de la ciudad y sobre la Vía de la Plata".

Nos indica que la entrada sur del antiguo casco de Cáceres era por la puerta de Mérida, que ya no existe pero que definía claramente el antiguo camino que iba a la localidad, la calzada romana.


También que esta entrada era una derivación del trazado principal de la calzada desde el vado donde en el futuro se construiría el puente de San Francisco por la calle Damas y la plaza de Santa Clara.

Si hubo alguna construcción sobre dicho vado realizado por los romanos, nada se sabe.

El trazado de la Vía de la Plata bordearía las murallas de Cáceres, tomando como itinerario principal la calle Caleros hacia la iglesia de Santiago y San Blas.


Parece claro que el vado donde se iba a ubicar muchos siglos después el puente de San Francisco era un punto clave de acceso a localidad.

El resto del trazado hacia el sur de la calzada romana podemos dibujarlo con las indicaciones de Juan Gil. Por la Ronda de San Francisco, la charca Musia, pasando por el este del ferial actual hasta entroncar con el trazado de la N-630 por el puerto de Las Camellas desde donde empieza el descenso al valle del Salor.


El puente como tal tiene su origen en el siglo XVI con la construcción de una pasarela a solicitud de los monjes franciscanos pues cuando empiezan a construir su convento, hoy complejo cultural de la Diputación, se dan cuenta de la mala comunicación con Cáceres por las aguas que discurren por el vado.

En la siguiente foto de Juan Gil podemos ver el convento de San Francisco con el camino de Mérida (Vía de la Plata) que discurría por delante de él.

(Foto: Juan Gil)
El convento daría nombre a la pasarela y esta se mantendría hasta el siglo XIX cuando alrededor de 1879 se redacta un nuevo proyecto de puente con materiales aprovechados de la pasarela.

El puente era de un solo ojo y bastante estrecho.


Como entrada principal a la localidad tenía una edificación anexa como fielato, encargada de recaudar los impuestos de las mercancías que entraban y salían de la localidad, que podemos ver en esta foto de 1903.

(Foto: Alejandro Rebollo)
El arroyo que discurría a sus pies de vez en cuando producía inundaciones pero a las que el puente daba perfecto servicio de paso.

(Foto: C. Solano)
Como lugar de entrada y salida de la localidad en la zona se situaban pilones para abrevar los caballos y el ganado. Hasta dos pilones había.


Los pilones fueron desapareciendo al apoderarse del espacio el tráfico rodado y el que vemos en la foto anterior, en el estribo del puente, fue trasladado al Foro de los Balbos, al lado del Ayuntamiento de Cáceres.


Una vez llegados a este punto, el paciente lector podrá hacerse la siguiente pregunta: todo esto está muy bien, pero ¿qué tiene esto que ver con las carreteras de Extremadura si ninguna pasó por el puente que nos referimos?

Lo que sucedió es lo normal en todas las ciudades a partir de los años sesenta: la invasión del vehículo rodado que empezó a determinar un entorno urbano en el que aparecía como principal protagonista.

Así, la calle Miralrío y la Ronda de Fuente Rocha se iban a convertir una alternativa de tráfico que partía desde la zona del primitivo puente de San Francisco.

Este, con su único ojo, se convertiría en un obstáculo para la circulación rodada y parecía ser necesario aumentar la permeabilidad del puente introduciendo más vanos.

Podemos ver la zona en el vuelo americano de 1956.


En 1972, el alcalde Alfonso Díaz de Bustamante decidió ampliarlo para solucionar los problemas de tráfico que comenzaba a padecer la ciudad.

En principio, quiso traer a Cáceres un puente de cantería que salvaba el río Magasca, situado en la N-521 cerca Trujillo y que todavía se conserva.


Un magnífico ejemplar original de 1848, tal y como atestigua una placa existente en él, cuando se construyó la carretera de Trujillo a Cáceres.

(Foto: Antonio Jiménez)
Ya vimos en su día, "Historia de las carreteras de Extremadura (I)", que la carretera de Trujillo a Cáceres fue de las primeras en completarse. Se empezó a construir en 1847 y se completó en 1854.

Un puente con una magnífica factura, con dos vanos con arcos rebajados.

Según los antiguos criterios de trazado, este puente se disponía ortogonal al cauce para tener la menor longitud y mayor economía.


La mejora del trazado posterior de la N-521 de los años setenta supuso la construcción de un nuevo puente y el abandono del original.


Hoy construida la autovía A-58, todavía podemos verlo desde la carretera antigua acondicionada.


Por sus dimensiones y ya que quedaba en desuso, el alcalde planteó trasladarlo y situarlo en donde estaba el de San Francisco.

Recientemente se había trasladado el puente romano de Alconétar y nada parecía impedirlo.

Incluso se hizo un fotomontaje, que ha dado lugar a múltiples equivocaciones con gente jurando y perjurando que ese era el antiguo, para ver cómo quedaría el puente en su nuevo sitio.


Nada más falso.

Incluso se publicó un Decreto por el que se disponía la cesión gratuita del puente al Ayuntamiento de Cáceres.


Sin embargo, la noticia despertó la reacción entre los trujillanos que, con protestas y manifestaciones, se opusieron al traslado, por lo que una vez transcurridos los cinco años que se indicaba en el Decreto, se consideró resuelta la cesión y el puente se quedó en su lugar original.

En 1978 se publica el Real Decreto por el cual se acuerda la reversión al estado del puente.

 

Cerrada la posibilidad de aprovechar dicho puente, se construyó otro más amplio, de dos vanos, demoliendo el existente.



El puente que se construyó, sin ningún interés ingenieril ni histórico, es el que se conserva, a modo de recuerdo nostálgico, en el interior de la glorieta que se diseñó para dar respuesta a la demanda creciente del tráfico en la zona.



Y que podemos ver en esta foto.

(Foto: José M. Camino)
Puente por el que pasé por debajo en infinidad de ocasiones cuando iba a la finca familiar que teníamos en la Montaña.

En esta foto aérea de los años ochenta podemos ver la zona con el puente de dos vanos.


Una historia ciertamente sorprendente la de la zona de San Francisco de Cáceres, que pudo tener un magnífico puente del siglo XIX y acabó siendo un glorieta.

Cosas del progreso.

1 comentarios:

El Blog de Campesino dijo...

Muy documentada su aportación. Pone en evidencia la falta de conocimiento y de criterios urbanístico-patrimoniales de las distintas corporaciones municipales de esta ciudad. La abandonada Ribera del Marco fue maltratada con el dislate proyectual de la Ronda Este Interior y la amputación falsificadora del Puente de San Francisco, convertido en nacimiento sobre la inefable rotonda. Como señalé en mi Blog de Campesino (ajcampesino.blogspot.com) entrada (14) 3.17. del domingo 7 de abril, mi denuncia, como Catedrático de Análisis Urbano de la UEX y Vicepresidente de ICOMOS-España, acarreó la inclusión de Cáceres en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro durante el año 2004-2005 ¿Para qué? Para nada...