sábado, 20 de diciembre de 2014

Y el puente se vino abajo. Vado del Zújar.

La carretera entre Campanario y Orellana la Vieja tiene un larga historia.


Inicialmente no estaba contemplada en el traspaso de carreteras del Ministerio de Obras Públicas a la Junta de Extremadura, por la sencilla razón que no era de titularidad del primero.

No es hasta la redacción del Plan Regional de Carreteras de Extremadura, en 1987, cuando aparece dicha carretera como de titularidad autonómica.

Inicialmente era de la Diputación Provincial de Badajoz, con el código BA-V-6341, y fue asumida, de hecho, por la Junta de Extremadura junto con la BA-V-6342, de Orellana la Vieja a Navalvillar de Pela.

Con la nueva denominación de las carreteras y su reclasificación en 2000, estos dos tramos se unieron a la BA-633, de Campanario a Quintana de la Serena, y se formó la EX-115, de Quintana de la Serena a la N-430, adquiriendo categoría básica en la Red de Carreteras de la Junta de Extremadura.

La carretera, entre Campanario y Orellana la Vieja, ha de salvar dos obstáculos importantes: el río Zújar y el río Guadiana. Y ambos pasos de estos ríos no se resolvieron hasta época reciente.

En el Guadiana nunca hubo puente, se salvaba mediante barcas, y la construcción del embalse de Orellana a principios de los años sesenta del siglo pasado resolvió la continuidad de la carretera haciéndola discurrir por el propio cuerpo de la presa. La foto siguiente es de dicho paso de barcas, en 1929.

Foto: José Luis Gomara.
En el Zújar se salvaba mediante un vado, conocido como el del Espolón. En el mapa de 1940 podemos ver la situación del mismo.


En la foto aérea del vuelo americano de 1945 podemos ver el vado, aunque ya se veía la traza de la carretera que venía desde Campanario.


Consultado el vuelo americano de 1956, vemos que el paso no había evolucionado.


En los años sesenta se construye un puente en la misma zona.

En el BOE de 1960 aparece la autorización para la ejecución de las obras de "Puente sobre el río Zújar en el camino vecinal de Campanario a Orellana (Badajoz)", por un presupuesto de ejecución por contrata de 6.433.742,84 pts, cuyas obras forman parte del Plan Badajoz, todas imputadas a la anualidad de 1960 a ejecutar por la Confederación Hidrográfica del Guadiana.


No tenía fotos ni documentos gráficos del puente, pero comparando las fotos aéreas de 1956 y de 1978 podemos situar más o menos dónde estaba el puente.

Situado sobre una ortofoto actual podemos situar la carretera, en rojo, con el paso de barcas antes del puente desaparecido.


El trazado de la carretera en 1961, una vez construido el puente, podemos restituirla según los restos de carreteras visibles. Lo hemos dibujado en verde.


Parece ser que a finales de 1961 o principios de 1962, mientras se construía la presa del Zújar, hubo una gran riada y los materiales de la obra arrastrados taponaron los ojos del puente y la consecuencia fue la ruina total del puente.

Así aparece en las actas de febrero de 1962 del Plan Badajoz, como reconstrucción del mismo. 


Lo cual permite situar la destrucción a finales de 1961 o principios de 1962.

Sin embargo, la Diputación de Badajoz en mayo de 2018 hace pública en su fototeca la colección de la Secretaria Gestora del Plan de Badajoz, en la que sorprendentemente puede verse el puente en cuestión.


Aunque en la documentación no identifican el puente. No indican nada más, ni siquiera la fecha.

Muchas fotos interesantes están en esa fototeca que poco a poco iremos descubriendo en futuros posts o en la modificación de antiguos en los que completaremos información.

En la Fototeca del Patrimonio Histórico, gracias al colaborador del blog Jacobo Hernández, hay dos fotos más cercanas de este puente que se le lo llevó la riada, en las que pueden verse más detalles del mismo.

(Foto: Juan Miguel Pando Barrero. 1959)
(Foto: Juan Miguel Pando Barrero. 1959)
La reconstrucción del puente arruinado nunca se llevó a cabo y en diciembre de 1962 se autoriza la construcción y puesta en servicio de un servicio de una barca en el río Zújar por 138.496,25 pesetas.


Al final se adjudicó la construcción de un badén de acceso al futuro canal del Zújar que discurriría por la margen izquierda del río.

Dicho badén sustituiría al puente destruido y daría continuidad a la carretera de Campanario a Orellana. La podemos ver en azul como variante al puente destruido.


Podemos ver la comunicación en la que erróneamente se dice que el puente fue destruido en la avenida de 1963.


El badén construido, que todavía existe en la actualidad, es el siguiente.

(Foto: Jacobo Hernández Torrado)
En la foto aérea de 1979 se pueden apreciar todos estos cambios.


Cuando había riada, el badén era impracticable y la carretera quedaba cortada.

En la siguiente foto podemos ver el badén cortado por una crecida, en realidad es el embalse del Zújar desaguando, que lo inundó en 2010, aunque ya estaba construido el puente.

Foto: DiegoRM
En una foto aérea posterior, en 1984, podemos apreciar que no hay cambios significativos en el paso del río Zújar.


No es hasta la asunción de la carretera por parte de la Junta de Extremadura en 1987 cuando empieza a vislumbrarse la solución definitiva al paso del río Zújar.

Se incluye en el Plan Regional de Carreteras de Extremadura el acondicionamiento de la carretera, que llevaba aparejado la construcción de un puente. La obra se realizaría entre los años 1994 y 1995.

En violeta podemos ver el trazado construido, con los anteriores pasos del río Zújar.


El puente proyectado tiene planta en curva, con ocho vanos de 30 metros de luz y 240 metros de longitud total. En la foto aérea reciente puede verse el puente construido.


Y este puente fue el que actor involuntario de este post.

Las fotos que presento a continuación en este blog han sido fruto de una larga búsqueda. En aquellos años las fotos eran de papel, tipo Polaroid, quedaban sepultadas en los archivos una vez acabada la obra y raramente ven la luz. No es el caso de estas.

El tablero del puente estaba formado por vigas tenían un canto de 1,50 m y se disponía 5 por cada vano.


El domingo 27 de agosto de 1995, cuando estaban puestas la totalidad de las vigas, arriostradas en cabeza por puntales de madera para evitar su pandeo lateral por el viento y colocadas las placas prefabricadas en algunos vanos para ferrallar y hormigonar el tablero, sucedió un acontecimiento extraordinario.

Una gran tormenta veraniega, con fortísimos vientos, recorrió el valle del Guadiana y del Zújar, hacia el este.

El día que sucedió estaba veraneando en Medellín y no recuerdo vientos más fuertes que los de ese día. Y no pensé que fuera a tener incidencia en el puente.

Esa tormenta tomó dirección al puente con las vigas colocadas, pero sin el tablero hormigonado, y los efectos fueron devastadores.

Las vigas apoyadas en los neoprenos, aunque arriostradas en sus extremos, estaban en su situación más expuesta. Eran unos pocos días hasta colocar las placas prefabricados, ferrallar y hormigonar la losa.

Pero en esos escasos días fue cuando se presentó la tormenta perfecta.

Al ser un fin de semana, en aquellas horas no había nadie trabajando en el puente, por lo que no hubo desgracias personales.

De los ocho vanos, la mitad de ellos se vinieron abajo, tal y como podemos ver en las imágenes.


Desde el estribo de Campanario, se vinieron a abajo los vanos 1, 3, 4 y 5. Resistiendo, sorprendentemente, el vano 2 aisladamente y los 6, 7 y 8 que ya tenían placas prefabricadas, que contribuyó a su estabilidad.


En total fueron 20 vigas las que se vinieron abajo y quedaron totalmente destrozadas.



Cinco de ellas cayeron sobre el canal de Zújar, pero los daños al mismo fueron escasos.


Todas las vigas caídas no pudieron aprovecharse, por lo que fueron retiradas, acopiadas y enterradas en un lateral del terraplén de bajada al puente desde la parte de Campanario.

En la foto siguiente pueden verse antes de ser enterradas. Es el denominado "vigaplén". 


El coste del desastre fue de unos 49 millones de las antiguas pesetas (unos 290.000 euros) y fue abonado a la empresa en 1999 en un expediente de daños en el que se apreció por parte de la Junta de Extremadura que fue debido a una causa de fuerza mayor.

El puente, finalmente, terminó por construirse en su totalidad y da continuidad a la carretera EX-115 sobre el río Zújar.

Foto: DiegoRM
Foto: DiegoRM
Foto: DiegoRM

11 comentarios:

Isaac Moreno Gallo dijo...

A toro pasado todos sabemos qué hacer. Veo esperas en las vigas. Una varilla soldada transversalmente en las cabezas de viga, hubiera dado estabilidad al conjunto hasta el hormigonado del tablero.

Emilio M. Arévalo Hernández dijo...

Hola, Isaac. Gracias por tu comentario.
Lo cierto es que dada la magnitud de la tormenta y la superficie expuesta de las vigas, creo que sólo se hubiera evitado el desastre si ya hubiera estado hormigonado el tablero. Un saludo.

Carlos dijo...

Gracias por contarnos estos detalles que nunca serán historia, pero contribuyen a cimentarla.

Unknown dijo...

Recuerdo todo tal y como está. Mi abuelo pasaba con la barca al otro lado del río y mi padre trabajaba en la carretera cuando se cayeron las vigas del puente. Que gran publicación.

Emilio M. Arévalo Hernández dijo...

Muchas gracias por el comentario, desconocido. Un saludo.

Unknown dijo...

El anterior comentario fue mío, un alumno que sigue y lee cuando puede alguna de sus publicaciones. Un saludo

Emilio M. Arévalo Hernández dijo...

Pues nada, Alberto, lo dicho. Gracias por el comentario y por seguirme. Un saludo.

Unknown dijo...

Muy interesante el artículo. Yo soy de Campanario. Mi padre me ha contado varias veces, cómo su abuelo (mi bisabuelo), era el barquero que existía cuando se hizo el puente de 1960. Su casa era la que hoy se encuentra prácticamente en el estribo del lado de Campanario del puente actual. Aún está allí, en ruinas. Me cuenta que en su momento, el barquero advirtió a los ingenieros de entonces que el puente que estaban era demasiado bajo para las avenidas que allí sucedían. Me cuenta que él, en algunas ocasiones, había cogido el agua para preparar la comida, en el umbral de su casa. La casa está en una pequeña loma. Desde luego que nadie le hizo caso, y las obras continuaron. Y exagerado o no el barquero, lo cierto es que el puente duró un suspiro como quien dice. Hoy día trabajo en la Confederación Hidrográfica del Guadiana, y parece claro que el Zújar es de los ríos más irregulares de España, y alternar años de sequía extrema con avenidas de más de 3.000 m3/seg. Siempre he dudado en si el puente del que me hablaba mi padre era éste, del que se habla en el artículo, o era uno que se encuentra como un kilómetro o dos más abajo, del que quedan solo los pilares, y que está junto a un búnker, que por cierto está en perfecto estado.

Emilio M. Arévalo Hernández dijo...

Muchas gracias por tu comentario, Francisco.
Sobre todo por la historia que cuentas que completa el artículo.
No quiero justificar a los ingenieros, pero es fácil deducir que el paso del Zújar en ese punto ha sido siempre conflictivo y quizás por ello nunca se planteó un puente hasta que se hizo el Plan Badajoz.
Este Plan incluía una serie de presas, entre ellas la del Zújar. Por ello creo que la CHG se animó a proyectar y construir un puente, bueno, bonito y barato, que aunque siendo claramente insuficiente, si consideraban la futura laminación del Zújar por la presa, podría estar en servicio sin peligro.
Creo que con lo que no contaron es que se les presentó la riada más desfavorable sin estar la presa en funcionamiento y por ello se lo llevó sin dificultades.
Respecto a los restos del puente dos kilómetros abajo, indicarte que no puede ser pues ya aparece derruido en la foto aérea de 1945. Se arruinó mucho tiempo antes del que tratamos en el post.
Un saludo
Emilio M. Arévalo Hernández

Andres dijo...

Interesante narración, que da idea de lo que vemos ahora muy simple como es cruzar un cauce de un río, tiene detrás una historia sumamente interesante, y que a pocos interesa, pero que conviene refrescar para aprehender de nuestros errores.

Ya casi nadie se acuerda que para cruzar los ríos de cierta entidad existían las barcas, y era toda una aventura hacer esa corta travesía.

Un saludo

Emilio M. Arévalo Hernández dijo...

Muchas gracias, Andrés, por tu comentario. Efectivamente, ahora no se ve el cruzar los ríos con puentes como algo a destacar. La ingeniería civil hace ordinario lo extraordinario.