sábado, 20 de junio de 2015

Medallas de la Carretera. Junta de Extremadura.

El pasado 11 de junio de 2015 asistí a la entrega de las Medallas de Honor de la Carretera, galardón promovido por la Asociación Española de la Carretera.

Esta asociación es una entidad sin ánimo de lucro fundada en 1949 y trabaja desde sus inicios en la defensa y promoción de las carreteras. Su objetivo primordial ha sido y sigue siendo conseguir una red viaria más segura y de mayor calidad y capacidad.

Logotipo de la Asociación Española de la Carretera
En 1998 la AEC fue declarada Entidad de Utilidad Pública, condición que subraya aún más su carácter de servicio a la sociedad.

A lo largo de su existencia, la Asociación ha intentado adaptar las actividades a los cambios sociales y económicos que en cada momento se han ido produciendo. Así, en la actualidad, sus actuaciones se centran en los campos de la seguridad vial, el medio ambiente, las nuevas tecnologías, la movilidad urbana y la calidad de servicio de las infraestructuras.

En relación a estos ámbitos de trabajo, la AEC realiza numerosas actividades de carácter técnico y de formación o concienciación ciudadana: estudios e investigaciones, congresos, seminarios, cursos de documentación con instituciones similares en todo el mundo, etc.

En su labor diaria para conseguir unas óptimas infraestructuras viarias, la AEC no olvida que es la mano del hombre la que hace posible la existencia misma de estas obras de ingeniería, desde su concepción hasta su puesta en servicio

Promover las carreteras significa, por tanto, apoyar de forma clara a las personas que trabajan en ellas y por ellas. De esta evidencia nacieron en 1966 las Medallas de Honor de la Carretera, unos galardones cuya pretensión es otorgar un reconocimiento público a todos los hombre y mujeres que, a pie de obra o desde sus despachos y oficinas, luchan cada día por unas vías seguras y de calidad.

Desde aquel ya lejano 1966 muchos han sido los galardonados. Personas que han sabido demostrar su capacidad técnica y su entusiasmo en el trabajo: peones camineros, médicos, miembros de la Cruz Roja, guardias civiles, altos cargos de la administración, directivos de empresas, etc.

Todos han hecho suya, de forma voluntaria y altruista, la leyenda impresa en el dorso de las medallas: "Mejores carreteras para vivir mejor".


La medalla en su caja es la siguiente, en la que podemos ver que el motivo principal es el puente de Alcántara.


Solo haré mención a los galardonados por parte de la Junta de Extremadura. Hay más galardonados por parte del Ministerio de Fomento y desconozco si hay de las Diputaciones Provinciales de Cáceres y Badajoz, aunque supongo que sí.

En 2003 se le entregó la Medalla de la Carretera a Juan Carrasco Fernández. Pertenecía al antiguo Ministerio de Obras Públicas, fue transferido en 1984 a la Junta de Extremadura. Estuvo adscrito al Parque de Conservación de Badajoz como oficial de conservación hasta su jubilación.

En 2004 se le entregó a Andrés Muñoz Gómez.

"Comenzó a trabajar cuando se asfaltó por primera vez la antigua C-401, en el término de Logrosán, en 1954 a la edad de 15 años como Pinche,  trabajo que consistía en acompañar el tanque de riego y buscar agua para el resto del personal.

Posteriormente trabajó en el MOP con 19 años como Auxiliar de Caminero, siendo destinado a la Casilla del Rincón, sita en la actual EX-116 (antigua CC-711), carretera de macadam en la que principalmente limpiaba cunetas y recebaba a la antigua usanza.

1956. Casilla asignada a Andrés Muñoz Gómez.
Cuando en 1967 se derriban las antiguas casillas de peones camineros de la zona, pasa su residencia a Logrosán, correspondiéndole la conservación de un tramo de 5 km en los alrededores de dicha localidad y en otras ocasiones con las brigadas de Trujillo y Guadalupe.

El lugar donde estaba la casilla, ya demolida, se aprecia en esta foto actual.
Desde 1975 trabajó con una retroexcavadora por lo que se le recalificó como Oficial de 2ª Conductor.

Una vez jubilado, las gentes del lugar y sus compañeros echan de menos esos detalles en el trabajo que solo él tenía, así como el buen humor y los chascarrillos de uno de esos últimos peones camineros que nos quedaban".

En 2010 fue galardonado Román Carballo González de la Rubia.


"Fue Jefe de Unidad de Conservación de Carreteras de la provincia de Badajoz. Empezó a trabajar en el antiguo Ministerio de Obras Públicas y fue transferido a la Junta de Extremadura en 1984. Desempeñó su labor hasta su jubilación en 2010, siendo su dedicación absoluta a las carreteras que dependían de él, formando parte del Sistema de Emergencias en Carreteras y estando colgado las 24 horas del día del teléfono móvil, excediendo con mucho sus obligaciones laborales. Gran profesional, es la memoria de las carreteras de la provincia de Badajoz". 

Recuerdo, cuando yo era jefe de servicio de carreteras, haber pasado con él una tarde del 24 diciembre hasta altas horas en el parque de conservación de Badajoz en medio de una situación de alerta climatológica con carreteras cortadas por la lluvia incesante de aquellos días, con todo el personal de emergencias desplegado.

En 2014 el galardonado fue José María Villalón Cuesta.


En su entrega, estos fueron los méritos que se leyeron:

"Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Madrid, a comienzos de los años ochenta fue nombrado Director General de Urbanismo de la Junta de Extremadura. En aquellos años se produjo la transferencia de competencias en materia de urbanismo y carreteras, siendo José María el representante extremeño en las conversaciones con el Gobierno central. Por ello, su conocimiento de la realidad de las carreteras extremeñas durante los últimos 30 años es tremendamente valioso. En 2000, José María es nombrado Jefe de Sección de Conservación y Explotación de la provincia de Badajoz. Todo ello le ha permitido dirigir las infraestructuras más importantes de la provincia, como el Puente de la Autonomía de Badajoz o varios tramos de la autovía autonómica EX-A1".

Cuando ingresé en la Junta de Extremadura, en el año 1994, estuve de colaborador en varias direcciones de obra con José María. Por ello, puedo decir con orgullo que fue mi maestro en el proceloso mundo de las obras civiles.

En 2015 el premiado fue Fermín Baile Ladero.


En su entrega, estos fueron los méritos que se leyeron:

"Hasta su jubilación fue Encargado General del Parque de Conservación de Carreteras de Coria, dependiente de la Dirección General de Carreteras de Extremadura. A tenor de las alabanzas de quienes trabajaron con él, hizo honor a la palabra Encargado General, porque lo era en el sentido amplio de la palabra. Gestionó el parque de conservación y las labores a realizar en las carreteras durante las jornadas laborales. Vigiló las obras en las actuaciones que se realizaban en su zona de conservación. Así mismo, formó parte del Sistema de Emergencias de Carreteras de la Junta, siempre atento al teléfono móvil en caso de incidencias. Enamorado de la carretera no entendía de horarios ni de calendarios cuando era requerida su presencia para trabajar en la mejora de la seguridad vial que era su lema de trabajo. Según sus allegados, era un ejemplo y paradigma de trabajo, y su zona, la de Coria, es actualmente una de las mejores conservadas de todas las que componen la Red de Carreteras de Extremadura".

Este año 2019, el premiado ha sido Vicente Luis Dochao Sierra, Jefe de Negociado de Obras y Proyectos de la Dirección General de Infraestructuras de la Junta de Extremadura.



En su entrega, estos fueron los méritos que se leyeron:

"Vicente Luis Dochao lleva las carreteras en la sangre. Hijo y sobrino de ingenieros técnicos de obras públicas, acabó haciendo también suya esta profesión. Conoce como pocos las carreteras de Extremadura y, particularmente, las de la provincia de Cáceres en las que ha desarrollado casi toda su actividad profesional como Jefe de Negociado de Obras y Proyectos en la Dirección General de Infraestructuras de Extremadura. Sus compañeros le consideran una persona entrañable y trabajadora, siempre dispuesta a resolver problemas técnicos gracias a sus conocimientos y experiencia. Afable y dialogante, siempre vio soluciones donde los demás veían problemas. Su afán por la innovación y la integración ambiental ha sido reconocido con sendos premios. Uno, el Premio VÍA DE LA PLATA, otorgado por la Junta de Extremadura, y el del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, ambos por su trabajo en las "Obras de acondicionamiento de la carretera CC-912". De su labor como proyectista y director de obra destaca su participación en la ejecución de la Ronda Norte de Cáceres o de la Plataforma Logística del Suroeste Europeo".

Estos han sido los premiados, pero muchos más los que también lo merecieron por mantener las carreteras abiertas y seguras para los usuarios. Usuarios que normalmente no son conscientes de que para que una infraestructura preste su servicio, además de necesitar inversiones en conservación y mantenimiento, precisa un equipo humano pendiente de ellas. Un equipo que normalmente no tiene horarios.

Este post es un tributo a todas esas personas que lo hacen posible.

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sábado, 6 de junio de 2015

Historia de los puentes de Medellín

Contrariamente a la mayoría de los posts que publico, este está determinado por la actualidad. La reciente publicación de unos vídeos sobre la historia de los puentes de Medellín me ha impulsado a escribirlo.

Medellín ha sido un punto importante de paso sobre el río Guadiana. Es por ello que tiene una rica historia de puentes, desde el romano hasta la actualidad.

Ya me he referido en post anteriores, entre otros, al puente romano y más recientemente al del río Ortiga según la actual carretera EX-206.


Tengo pendiente, y está en elaboración, contar la historia de cómo se gestó la construcción del nuevo puente. Tarde o temprano aparecerá ese post en el blog.

Sin embargo el objeto de este pequeño post es dar a conocer tres vídeos realizados por Antonio Nevado (A. Dovane en su canal de YouTube) sobre la historia de los puentes de Medellín.

El primer vídeo trata del puente romano, de un supuesto puente renacentista y el actual puente barroco. 


Una cuestión que está abierta es si realmente existió un puente renacentista entre el puente romano y el actual barroco de 1630.

Situación del puente romano de Medellín
En el vídeo se da como probable que sí existió un puente renacentista, cuya vida se prolongó desde 1575 hasta 1603 en que fue destruido por una gran riada. Sobre ello no hay unanimidad y todavía se está discutiendo sobre ello.

Mi opinión, que también expliqué en el en el post del puente romano, es que no parece lógico que en el siglo XVI se abordara la construcción de un nuevo puente sobre un río tan importante sobre el Guadiana, cuando a menos de 50 kilómetros estaba el de Mérida.

Para mí, la construcción de un puente nuevo supone un nuevo sitio en el río. Aprovechar un puente antiguo para volverlo a poner en servicio, no es estrictamente un nuevo puente. Porque gran porcentaje del puente Mérida no sea romano, no le quita el apelativo de romano ni que sea considerado un nuevo puente aunque difiera del original.

Antes del siglo XVII, los romanos fueron los únicos que tenían la tecnología para abordar ese puente y si lo hicieron en Medellín es porque había una calzada romana que lo necesitaba. La de Córdoba a Mérida que pasaba por el vado de Medellín.


Inicialmente sería de madera o de barcas, tal como se indica en el vídeo y posteriormente, cuando el tráfico lo demandó se hizo el puente de piedra. De hecho, Fernández Casado pensaba que no era coetáneo del de Mérida, pues ese dispendio, de construir simultáneamente dos puentes sobre el mismo río a tan poca distancia, no era propio de los romanos.

Cuando el Imperio Romano cayó, sus infraestructuras quedaron sin conservar, la técnica se olvidó y se fueron perdiendo en el tiempo. Parece razonable que el puente sufriera serios desperfectos a lo largo de la historia hasta el siglo XVI, que diera como consecuencia que en grandes periodos de tiempo el paso del río se hiciera por barcas como así está documentado.

También parece razonable que cada cierto tiempo se abordaran intentos de rehabilitación del antiguo puente romano, pero que debido a la falta de técnica, duraban muy poco tiempo en pie.

Me imagino dichas toscas reparaciones muy parecidas a las que se pueden ver en el puente de Alconétar, que en el siglo XIV quedó totalmente inutilizado. No hubo forma de ponerlo en servicio a pesar de cruzar un río tan importante como el Tajo. De hecho hasta finales del XIX con el puente del ferrocarril no se pudo cruzar el río sin barcas.

Arco reconstruido con la deficiente técnica del siglo XIV. Puente de Alconétar.
Parece razonable que todos los intentos de rehabilitación se hicieron sobre las partes que quedaban el puente romano. Cada intento llevaba a aparejado la necesidad de unos recursos muy escasos. En el ayuntamiento de Medellín se ha descubierto un libro de cuentas que se atribuye a la construcción del supuesto puente renacentista, pero que bien pudo ser de una rehabilitación de gran calado de los restos del puente romano. Pero la gran riada de 1603 llevó a la ruina total del puente, de manera que se hizo imposible seguir utilizando sus restos y cimentaciones, más que como cantera para el puente barroco posterior.

Es por eso que, sin posibilidad de aprovechamiento, se planteara seriamente la construcción de un nuevo puente, el actual barroco, de 1630.

Visto con los ojos de la época actual en la que se plantea la construcción sobre el río Guadiana de nuevos puentes al lado de los antiguos, aunque estos puedan dar buen servicio con pequeñas inversiones, pareciera razonable que se construyeran dos grandes puentes, el supuesto renacentista y el barroco, en menos de un siglo. Pero en el siglo XVI esto no parece muy probable.

No obstante, la falta de documentación, desgraciadamente, no permite aseverar ni uno ni otro punto de vista. Solo podemos argumentar.

El segundo vídeo trata sobre el puente del Cagánchez y el puente sobre el Ortiga, conocido como Matarratas. De los puentes originales, asentados junto a villas romanas, prácticamente no queda nada.

El primero estaba situado en la citada calzada de Córdoba a Mérida por Medellín.


El segundo estaba sobre el río Ortiga, ahora abandonado por su cauce.


Ambos son del siglo XVI aprovechando la gran rehabilitación del puente sobre el Guadiana de esa época, pues así aparecen documentados.


El capítulo tercero y final aborda la historia de los actuales puentes de la EX-206 sobre el río Guadiana y el río Ortiga.

El autor me solicitó información para la elaboración del vídeo, que gustoso remití y de la que ha hecho un uso provechoso.


Del puente nuevo sobre el Guadiana ya hablaré en el futuro, del del Ortiga ya lo hice en el post nº 100 de este blog.

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